La fervenza de Augacaída es uno de los secretos mejor guardados de la Ribeira Sacra,
un auténtico paraíso escondido en medio de un bosque, como todos en
esta zona, de ensueño. Es una ruta cortita, no os llevará más de una
hora, hora y poco y solo tiene un tramo complicado: hay que bajar
agarrándose a unas cuerdas. La subida es directamente escalada. Pero
aparte de este tramito, el resto no tiene dificultad. Y la bajada merece
la pena.
La ruta empieza en la carretera, por
una senda que se adentra en el bosque. Es un camino precioso a través de
una antigua ruta de pastores, entre casas derruidas que no son de una
antigua aldea, sino refugios de ganado. En algunas todavía resisten las
vides. El sendero está indicado, pero ojo, porque parte discurre por el
mismo trazado que el tramo del PR-G 162 que une Marce y Atán:
para no perderos fijaos en un un cartel que indica la bajada a la
fervenza. Puede que esté caído, pero no hay pérdida: se baja justo por
donde está el cartel.
Por ese sendero se llega al tramo de las cuerdas, y abajo de todo está la impresionante fervenza de Augacaída, una de las mayores de Galicia, y una gran desconocida. El salto del agua del riachuelo Aguianza es de 40 metros…. realmente impresionante.
El visitar esta Fervenza nos lleva toda la mañana, un paseo de Bajada hasta la orilla del miño donde muere la misma, y vuelta a subir. Pero hay mucha sobra por el bosque que atraviesas.
Ahora seguimos la carretera que recorre el Miño,
con unas vistas fenomenales, para acabar una parte en la playa, poder comer mirando al rio.
Proseguimos el recorrido hasta llegar a Belesar, donde sale el Catamaran para recorrer el Miño.
Emprendemos camino hacia la ribera del Miño por la vieja carretera N-120 (ojo, no confundir con la nueva) hasta la localidad de Ferreira de Pantón, donde encontramos el único monasterio de toda la Ribeira Sacra que todavía mantiene una activa vida monacal. Destaca sobre todo su iglesia románica, ricamente esculpida en el exterior, a pesar de que fue levantada por la Orden Cisterciense; animales, acróbatas, bolas, motivos vegetales, ilustran los canecillos del ábside, uno de los más notables que veremos en la ruta. No se pierda tampoco el interior, especialmente los capiteles del arco toral, con animales fantásticos, grifos, toros, etc. y sobre todo el relieve que muestra a un personaje (Cristo?), con dos leones que le besan los pies verdaderamente original, en el lado sur de uno de los arcos fajones. Antes de irse, no se olvide de comprar alguno de los deliciosos dulces que siguen elaborando las monjas bernardas, no se arrepentirá.
Siguiendo nuestra ruta hacia el norte, podemos ir disfrutando de buen Románico a lo largo de la orilla este del río, a través de carreteras locales en las que será necesario un buen mapa de gran escala ante la falta de señalización adecuada y la confusión con los nombres de aldeas y parroquias. Nuestro próximo objetivo es San Miguel de Eiré, recoleta iglesia en la aldea de Eiré, uno de los mejores ejemplos que nos encontraremos de escultura gallega del siglo XII. Desde lejos sorprende por su torre fortificada, con un aire más castellano (burgalés?), y por encontrarse exenta de edificios anexos que la hace más lustrosa y armónica, perfectamente reconocible desde la carretera general. La puerta de acceso, situada en el lado norte de su única nave, tras superar un atrio encantador, es tremendamente original por su decoración; fíjese en una de las mochetas del dintel, encima de dos bestias con cabezas humanas hay una inscripción que puede leerse como LUMA, y que parece aludir al nombre del maestro constructor: Lucas Magíster. El trazo fino y depurado de los motivos vegetales y geométricos de todo el conjunto, no se parece a ningún otro estilo de los observados en la Ribeira Sacra; sin duda se trata de una obra de mayor calidad que el resto. Los canecillos de hojas vueltas sobre si mismas hasta alcanzar el collarino son otra nota característica de uno de los ábsides más bonitos que hemos visto en nuestras rutas. Enel interior no podremos apartar la mirada de la curiosa ventana de arcos geminados de herradura que aparece empotrada en una pared, testimonio de la capilla prerrománica que debió existir en este mismo lugar; de la misma época es la arcaizante y sencilla pila de abluciones, a los pies de la nave, apoyada también en la pared. La perspectiva desde la entrada es de una gran pureza románica, y los capiteles del arco triunfal, de un simbolismo notable. Siguiendo por la carretera rumbo a Diomondi, nos desviaremos hasta alcanzar la orilla del Miño en A Coba, espectacular aldea desde la que se contempla O cabo do mundo, una suerte de península que obliga al río a protagonizar un cerrado meandro, en medio de una vegetación exuberante de castaños, arces y eucaliptos. A Coba también tiene su pequeña y bien conservada iglesia románica, aunque la mayor parte de curiosos vienen aquí atraídos por la bella e inesperada praia de A Coba. Se llega por la estrecha carretera que desciende irremediablemente, estando bien indicada una vez que llegamos a la aldea. En este perdido lugar, resulta un placer darse un chapuzón en los días calurosos de agosto, en estas aguas templadas que no pueden ser más gallegas….
Esta carretera es un verdadero placer para conducir despacio a la ribera del miño.........
"Generalife del Norte", "Versalles Gallego", quienes han escrito sobre este monumento de arquitectura pétrea y vegetal han debido recurrir a la comparación con aquellos conjuntos universalmente conocidos para significar a la vez la singularidad y la trascendencia del más señorial y mejor conservado de los pazos gallegos. El símil, pese a su apariencia hiperbólica, evoca acertadamente que, aunque construido muy lejos de la Corte, la referencia en su diseño fue el jardín cortesano del Barroco.
Los Señores de Oca
Aunque la tradición pretende que preexistía en este lugar una antigua fortaleza desde el siglo XII, los primeros vestigios materiales que aún hoy subsisten datan de mediados del siglo XV y son contemporáneos de los primeros señores de Oca de los que tenemos constancia documental: Álvaro de Oca y su hijo Suero. Este último participó en el bando del conde de Camiña, Pedro Álvarez de Sotomayor (más conocido por su sobrenombre, Pedro Madruga) en las luchas que, con motivo de la sucesión a la Corona de Castilla, enfrentaron, durante el último cuarto del s. XV, a gran parte de la nobleza gallega partidaria de la hija de Enrique IV (Juana "la Beltraneja") contra el poderoso arzobispo de Santiago, Alonso de Fonseca, que apoyaba la causa de la princesa Isabel, la futura Isabel la Católica. El prelado, ayudado por las tropas del conde de Monterrey, castigó al señor de Oca apoderándose, en 1477, del lugar y de su fortaleza.La victoria de Fonseca significó que dicho señorío se consolidara dentro de la jurisdicción de la mitra compostelana hasta 1564 en que pasan a integrar el patrimonio de la Corona. Felipe II, por escritura de compraventa firmada en El Pardo el 15 de Noviembre de 1586, vendió por 195.775 ms. el estado de Oca, con su jurisdicción civil y criminal, a una señora llamada María de Neira, hija de un regidor de Santiago de Compostela, Juan de Otero y Neira y viuda de otro, Gonzalo de Luaces.
Y continuamos camino, el dia se torna gris y comienza a llover,Galicia es asi es parte del encanto esa lluvia que no cesa..... camino de Vigo, suelo realizar una parada en Cambados, para ver amigos y para poder visitar su cementerio tiene un encanto especial.....
Y para finalizar no puedo dejar de incluir fotos de los atardeceres ......
Hasta la proxima......
Al final lo que importa no son los años de vida; sino la vida de los años.
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